Nadal comenta el "superclásico" en Sport
FIRMAS DE ORO: MIQUEL ÀNGEL NADAL
Nadal sabe que ir al Bernabéu siempre es difícil
Real Madrid-Barcelona, el clásico donde se impone el amor propioSe acerca el gran clásico de la Liga y Miquel Angel Nadal, curtido en mil y una batallas y veterano de muchos duelos entre Real Madrid y Barça, recuerda con emoción aquellos duelos en el Bernabéu
COMO EN UNA PELICULA DE ROMANOS
Hasta seis veces experimenté esa sensación con el Barça porque las visitas al Santiago Bernabéu, vestido de azulgrana, son de las que dejan huella. Sólo son tres puntos, pero en realidad son algo más que tres puntos. Por eso la tensión en el vestuario, la concentración... Yo era de los que pasaba más tiempo en la habitación. El ritual se repetía, aunque siempre parecía la primera vez. Diez días antes, el partido ya se dejaba notar en el ambiente. Nos acompañaba en los entrenamientos, en los que se trabajaba con más intensidad; viajaba con nosotros en el avión y ya no nos abandonaba hasta que se mostraba en toda su dimensión, formados en fila en el túnel de vestuarios. Aquello parecía una de romanos: escuchabas el rugido del estadio y, al enfilar el último escalón, tenías la sensación de que te echaban a los leones.
DEL DERBY COLECTIVO AL INDIVDUAL
El derby es el partido del amor propio, un encuentro en el que cada jugador quiere demostrar que es mejor que el otro. Todos quieren estar bien, es el día para reivindicarse. Los rivales son más rivales porque está en juego lo importante, que es la victoria, pero también surgen muchos duelos paralelos. De Ronaldo y Eto’o a Zidane y Ronaldinho, por ejemplo. Por eso es tan importante canalizar en positivo toda la presión que conlleva un partido de estas características y transformarlo en motivación. La mentalidad es vital. Las estadísticas dicen que ganar en el Bernabéu es complicado, pero yo recuerdo una de nuestras visitas a finales de la temporada 1993-94 en la que nos jugábamos la Liga. No había opción, teníamos que ganar sí o sí, y ganamos gracias a un gol de Amor. En esa ocasión, además de la exigencia propia del derby, nosotros teníamos necesidad; una urgencia que este año no acosa al Barça. Mejor, menos presión.
DE ZAMORANO A R.CARLOS Y RONALDO
Todavía hoy, cuando nos cruzamos vestidos de paisano, Zamorano me mira y me dice: “¡Joder, las hostias que me pegabas!”. Nada que objetar, tiene razón. Tuvimos un par de enfrentamientos y yo soy consciente de que le entraba más fuerte que de costumbre. Nada que ver, eso sí, con los tacos con los que Roberto Carlos me marcó de por vida. Tuvo la ‘deferencia’ de mandarme tres meses de vacaciones y todavía hoy, cuando llueve, me acuerdo de él. Ronaldo no me dejó marca física, pero me dio muchos quebraderos de cabeza cuando jugaba con el Mallorca. Recuerdo que creía que le tenía totalmente controlado y pensaba que me esperaba una noche tranquila porque el tío parece que no está. Y de repente, ¡pam!, se disparaba, te ganaba la posición, chutaba y, como casi siempre, la bola iba dentro. Si juega el sábado, que no se fíen. Puede estar desaparecido 89 minutos, puede parecer que se ha dado a la buena vida, pero nunca hay que fiarse.
NUNCA ES UN BUEN DÍA PARA IR AL BERNABEU
Lo dijo Eto’o y yo lo comparto. Allí siempre te aguarda un partido difícil. Yo encajé tres derrotas en el Bernabéu, una especialmente dolorosa, aquel 5-0, aunque en honor a la verdad han de reconocer que en aquella ocasión nosotros no afrontábamos el partido con las máximas garantías. Por suerte, hoy la situación es muy distinta. El Barcelona está mejor preparado para afrontar el derby que el Real Madrid. Es como cuando un chaval va a examinarse y se siente inseguro. El Barça puede estar muy tranquilo esta vez porque se ha aplicado y el examen le llega en un buen momento, cuando lo tiene todo muy fresco.
Nadal sabe que ir al Bernabéu siempre es difícil
Real Madrid-Barcelona, el clásico donde se impone el amor propioSe acerca el gran clásico de la Liga y Miquel Angel Nadal, curtido en mil y una batallas y veterano de muchos duelos entre Real Madrid y Barça, recuerda con emoción aquellos duelos en el Bernabéu
COMO EN UNA PELICULA DE ROMANOS
Hasta seis veces experimenté esa sensación con el Barça porque las visitas al Santiago Bernabéu, vestido de azulgrana, son de las que dejan huella. Sólo son tres puntos, pero en realidad son algo más que tres puntos. Por eso la tensión en el vestuario, la concentración... Yo era de los que pasaba más tiempo en la habitación. El ritual se repetía, aunque siempre parecía la primera vez. Diez días antes, el partido ya se dejaba notar en el ambiente. Nos acompañaba en los entrenamientos, en los que se trabajaba con más intensidad; viajaba con nosotros en el avión y ya no nos abandonaba hasta que se mostraba en toda su dimensión, formados en fila en el túnel de vestuarios. Aquello parecía una de romanos: escuchabas el rugido del estadio y, al enfilar el último escalón, tenías la sensación de que te echaban a los leones.
DEL DERBY COLECTIVO AL INDIVDUAL
El derby es el partido del amor propio, un encuentro en el que cada jugador quiere demostrar que es mejor que el otro. Todos quieren estar bien, es el día para reivindicarse. Los rivales son más rivales porque está en juego lo importante, que es la victoria, pero también surgen muchos duelos paralelos. De Ronaldo y Eto’o a Zidane y Ronaldinho, por ejemplo. Por eso es tan importante canalizar en positivo toda la presión que conlleva un partido de estas características y transformarlo en motivación. La mentalidad es vital. Las estadísticas dicen que ganar en el Bernabéu es complicado, pero yo recuerdo una de nuestras visitas a finales de la temporada 1993-94 en la que nos jugábamos la Liga. No había opción, teníamos que ganar sí o sí, y ganamos gracias a un gol de Amor. En esa ocasión, además de la exigencia propia del derby, nosotros teníamos necesidad; una urgencia que este año no acosa al Barça. Mejor, menos presión.
DE ZAMORANO A R.CARLOS Y RONALDO
Todavía hoy, cuando nos cruzamos vestidos de paisano, Zamorano me mira y me dice: “¡Joder, las hostias que me pegabas!”. Nada que objetar, tiene razón. Tuvimos un par de enfrentamientos y yo soy consciente de que le entraba más fuerte que de costumbre. Nada que ver, eso sí, con los tacos con los que Roberto Carlos me marcó de por vida. Tuvo la ‘deferencia’ de mandarme tres meses de vacaciones y todavía hoy, cuando llueve, me acuerdo de él. Ronaldo no me dejó marca física, pero me dio muchos quebraderos de cabeza cuando jugaba con el Mallorca. Recuerdo que creía que le tenía totalmente controlado y pensaba que me esperaba una noche tranquila porque el tío parece que no está. Y de repente, ¡pam!, se disparaba, te ganaba la posición, chutaba y, como casi siempre, la bola iba dentro. Si juega el sábado, que no se fíen. Puede estar desaparecido 89 minutos, puede parecer que se ha dado a la buena vida, pero nunca hay que fiarse.
NUNCA ES UN BUEN DÍA PARA IR AL BERNABEU
Lo dijo Eto’o y yo lo comparto. Allí siempre te aguarda un partido difícil. Yo encajé tres derrotas en el Bernabéu, una especialmente dolorosa, aquel 5-0, aunque en honor a la verdad han de reconocer que en aquella ocasión nosotros no afrontábamos el partido con las máximas garantías. Por suerte, hoy la situación es muy distinta. El Barcelona está mejor preparado para afrontar el derby que el Real Madrid. Es como cuando un chaval va a examinarse y se siente inseguro. El Barça puede estar muy tranquilo esta vez porque se ha aplicado y el examen le llega en un buen momento, cuando lo tiene todo muy fresco.
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