viernes, enero 20, 2006

La opinión de un experto: Tomeu Maura

La nefasta política de fichajes del Real Mallorca
Por TOMEU MAURA

Es muy difícil que el Mallorca baje a Segunda División porque por lo menos hay cinco equipos mucho peores. Sin embargo, el club lleva camino de descenderse por sí solo con su nefasta política de fichajes. Es imposible hacerlo tan mal. Ni a propósito.
Antes de seguir. En los refuerzos invernales hay que exculpar por completo a Héctor Cúper. El argentino quedó tan desacreditado en verano que ahora se limita a dar su visto bueno, pero ya no propone jugadores. La responsabilidad absoluta es del secretario técnico Nando Pons y del presidente Vicenç Grande.
Pisculichi y Nunes son apuestas personales de Pons. En cuanto a Bassinas, existen tantas dudas sobre él que nadie se atreve a arrogarse la autoría de su llegada. Por algo será. Cúper sólo pidió este invierno a un jugador, el central argentino Gustavo Cabral. No se lo trajeron porque costaba mucho dinero.
El fichaje de Leonardo Pisculichi es el primer gran error. No discuto la calidad del jugador, que disfruta de un excelente cartel en Argentina. Pero tampoco ofrece ninguna duda la inoportunidad de su llegada a España. ¿Necesita ahora mismo el equipo un futbolista de las características de Pisculichi? Está claro que no.
El Mallorca ha acabado la primera vuelta en posiciones de descenso. Se ha encendido la luz de alarma. Y para volver a DEFCON2 el remedio no pasa por hacer pruebas, sino por traer jugadores que al día siguiente puedan ser útiles. No es el caso del argentino, que de momento estará dos semanas parado por una sobrecarga.
En cuanto a Nunes, ha costado 2,5 millones de euros. Una fortuna por un defensa central de 29 años que nunca ha sido internacional. Una referencia. En Portugal el fichaje más caro de este invierno ha sido el del delantero centro Marcel, máximo goleador de la Liga, por el que el Benfica ha pagado al Académica de Coimbra 2,5 millones de euros. Lo mismo que ha invertido el Mallorca por Nunes. Otra referencia. El Sevilla, de largo el club que mejor ficha de España, también ha incorporado a un defensa a su plantilla. Se trata del francés Julián Escudé, del Ajax. Ha costado 1,5 millones de euros.
A Nunes hay que concederle el beneficio de la duda, pero las estadísticas, que en fútbol a veces sirven para algo, te obligan a sospechar. En Portugal el tráfico de jugadores brasileños es libre. No ocupan plaza de extracomunitarios. Por eso casi todos los clubes importantes tienen dos centrales cariocas. En estas condiciones, parece fácil que un indígena portugués que juega en esta demarcación llegue a su selección, porque hay poca competencia. Nunes, que cumplirá en marzo 29 años, no ha sido ni una sola vez internacional. Por cierto. Hace dos meses se lo ofrecieron al Betis por 800.000 euros. Serra Ferrer dijo que no lo quería.
Angelos Bassinas lleva más de ocho meses sin jugar un partido de fútbol con su club, el Panathinaikos. Exactamente desde el 15 de mayo de 2005 cuando fue alineado ante el AEK de Atenas (0-0). En todo ese tiempo no ha llegado ni una sola oferta por él. El único amago lo realizó el Portsmouth inglés, pero acabó en nada. El perfil tampoco parece el más idóneo para un Mallorca necesitado de resultados inmediatos.
Pisculichi, Nunes y Bassinas. Aún falta por llegar un delantero centro (me niego a creer que lo de Braulio vaya en serio. Parece una broma de mal gusto). El Mallorca habrá invertido en el mercado de invierno más de siete millones de euros (con independencia de lo que cueste el «9») para traer a futbolistas que no mejoran lo que ya hay en la plantilla, y con los que lo único que se conseguirá es provocar una competencia en el vestuario que no vendrá nada bien porque no se añade calidad, sino cantidad.
El Mallorca del pasado reciente ha funcionado bien porque eran plantilla cortas en las que todos sabían quién era titular y quién era suplente. Había tres o cuatro estrellas y, a su alrededor, currantes de cierta calidad. Y los banquillos eran poco profundos. Pero los pasillos de seguridad del equipo, como en su día los definió Luis Aragonés, estaban bien cubiertos. Ahora no es el caso. Se ha establecido una política de futbolistas repetidos. Da igual que juegue uno o que lo haga otro. El resultado es el mismo. Y no precisamente bueno.
¿No hubiera sido mucho más razonable gastarse esos siete millones de euros en un solo jugador, pero en un jugador que de verdad marcara diferencias? ¿Qué sentido tiene repetir en enero los mismos errores que se cometieron en agosto?
He puesto antes el ejemplo del brasileño Marcel. Tiene 24 años y una proyección descomunal. El prototipo de delantero que se revaloriza. El Benfica se lo ha llevado por lo mismo que ha pagado el Mallorca por un central de 29 años o, si quieren, por un millón de euros menos de lo que ha costado Pisculichi. ¿No debería ser éste el perfil de futbolista que había que haber fichado este enero? Lo dicho. Hacerlo peor es imposible.