lunes, enero 23, 2006

¿Que fue de...?


Entrevista de http://www.ole.clarin.com al bueno de Gabriel "el gabi" Amato.
Lastima que no pronuncie ninguna vez el nombre del RCD Mallorca. Como dice Terrassa "no som ningú".



A SOLAS CON GABRIEL AMATO”
Ahora casi no juego al fútbol”Ya retirado, el Gaby disfruta de su familia y se distrae con el golf y el tenis.
María Laura Balonga /// mbalonhga@ole.com.ar

—Después de haber andado por el mundo, es lindo bajar un cambio y volver a casa...
—Mar del Plata me encanta, aunque los últimos años no pude disfrutarla como hoy, que estoy retirado y con tiempo... Pensá que me fui en el 89 y me hice a la vida de Capital, al quilombo. Y como mi mujer, Julieta, es de San Nicolás, cuando volvimos de Europa optamos por vivir en Tigre para estar cerca de la familia de ambos y porque como dicen: Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires.
—¿Cómo llevás el retiro?
—Bien, fue hace un año y pico ya, el 3 de diciembre de 2004. Creí que se había cumplido un ciclo. Volví de España con un propuesta de Leo (Astrada), pero no arreglé y pasé a Banfield. La última parte terminé jugando, haciendo goles y volvió a aparecer River, mi deseo era volver. Así que hablé con mi familia, mis amigos y les dije: "Si sale esto, sigo y si no, no juego más". Pero si me llevaban y sentaban a Cavenaghi en el banco los iban a matar, así que... Hubo algo con San Lorenzo también y me dolió cuando me enteré de cómo era la mano. El Bambino me quería y estaba casi arreglado. La plata no era una traba. Pero se empezó a dilatar, hablé con Savino y él me dijo: "El problema es que la persona que lo maneja pidió mucho dinero". ¡No lo creía! Si no tenía representante. Ese tipo me cagó... Y bue, al final no se dio nada y dejé.
—¿Ya habías cambiado el chip?
—Físicamente podía seguir, pero estar parado un semestre no era lo ideal. En Banfield metí cuatro goles en los últimos seis partidos y quería que el mundo del fútbol se quedara con esa imagen... Si volvía a los seis meses, por ahí decían: "Mirá este muerto, no se banca retirarse". Siento que di el paso en el momento justo y estoy contento... Además hago mis cositas: intermediaciones con mis socios Fernando Alonso (alias Jito) y Kenji Mochinaga. También, con el Coco Ameli, el Chino Garcé, el Cabezón Trotta, que es el presidente, fundamos Santa Fe Fútbol Club. Se anotaron 1.600 chicos en 40 días. Nos va bien... Ojo, no todos van a tener nuestras condiciones, ¿eh?. Van a ser mejores —tira entre risas—. Tal vez no sean pataduras como yo o no tiren caños como Trotta, je...
—Nombres controvertidos: Ameli, Garcé y el doping...
—Ariel está mal. Lo conozco y no se merece esto, es un pibe sano. El me dice: "Estoy preocupado por mi familia, que me cree, pero duele". Ojalá, sea mínima la sanción y vuelva rápido porque lo hace feliz. ¿El Coco? ¿Qué puedo decir? Con ganas de jugar.
—Y vos, ¿te quedaste con ganas de algo en tu carrera?
—Quizás haber terminado en otro grande. Pero gracias a Dios, pasé por Huracán, es un grande, eh; River, Boca e Independiente.
—No tuviste ningún drama en cambiar de camisetas...
—Jugué en Boca y en River, un año en cada uno, si hubiesen sido diez... Igual, en el único en que me fue mal fue en Independiente. En Gimnasia anduve bárbaro y me compró Boca. Ahí era wing derecho y Latorre y Cabañas hicieron diez goles cada uno. Si se repasan los partidos todos los centros fueron míos, pero como metí dos goles me tuve que ir. Fue un año de mierda: ganamos la Copa Master, era como la copa de leche, y fuimos segundos. Eso en Boca no sirve. En Independiente me desgarré, el equipo era lamentable, terminamos anteúltimos con Marchetta, y cuando volví me erraba los goles abajo del arco. Quedé en deuda. La gente no me trató bien con razón: no me lo merecía. No rendí por cuestiones propias. Además, era pibe, salía y esas cosas. Con el tiempo aprendí. Conocer a mi mujer, Julieta, me cambió la vida y empecé a vivir de día.
—¿Te tiraba la noche?
—No, aunque en Boca o en Independiente había muchas cosas que no había vivido. Pero empecé a salir con mi mujer y te ven distinto. Gracias a Dios, fui a Huracán, anduve bárbaro y pasé a River, donde tuve casi tres años exitosos y después, Europa.
—Hoy, ¿qué quedó del Gaby?
—Como jugador no sé, porque hace mucho que no juego, je. El otro día pateé un poquito y después me dolía hasta el alma (risas). Por ahí salgo a correr, hago gimnasia, pero no es lo mismo.
—¿Sacaste panza?
—No, pero hay más grasa y menos músculos (se ríe). Lo tengo asumido desde que dije no juego más. Sé que no me equivoqué porque tuve ofertas de Japón, China, Qatar y México, pero después de ocho años afuera, de varias mudanzas, mis hijos sufrieron grandes cambios y ya se habían adaptado a la Argentina.
—¿Algún heredero futbolístico?
—El más grande, Matías de diez años, es el que más quiere jugar al fútbol y al de siete, Santiago, ya le está picando el bichito. Después está Lucas, de tres. Trato de no enseñarles porque conmigo no van a aprender mucho de fútbol (risas). Pero les puedo hablar de actitud, humildad, profesionalismo, sacrificio... Yo a los 15 años debuté en Primera y los viernes me iba a dormir, los sábados concentraba, me llamaban mis amigos y lloraba y, ellos, con mejores condiciones, no llegaron.
—¿Y vos por qué sí?
—Por constancia y una lección importante. Mi viejo, capitán de barco, un día me fue a ver a una práctica y yo me había rateado, je. Cuando llegué a casa me puso en penitencia y me dijo: "O jugás al fútbol o te venís a pescar conmigo". Y entendí que me tenía que poner a full. Mi vieja me lavaba las vendas y tenía los botines preparados, mi tío me llevaba a la plaza Mitre a jugar, mi abuelo lloraba cuando entraba a la cancha, hoy me ve y llora igual. Muchas cosas, también suerte.
—¿Y te gusta la pesca?
—Mi familia está vinculada a la pesca y son hinchas de Aldosivi. Pero yo, no, ni una caña.
—¿Mejor el palo de golf, no?
—Arranqué cuando estaba en el Glasgow Rangers. Me invitaron a jugar unos compañeros. Fui a mirar porque ni palos tenía. Cuando le empezaron pegar, me entusiasmé. Al toque me compré un juego y tomé clases con mi mujer. Yo soy zurdo y tiraba todo al revés que los demás, un desastre... Ahora que me retiré me enganché un poco más y trato de mejorar. Estoy con 25 de handicap y lo tengo que bajar. A veces ando bien. Era mejor goleador, je. Y eso que fui progresando.
—Escocia, vaya experiencia...
—El Rangers fue lo mejor que me tocó vivir en cuanto a nivel. Cada tres meses me daban un auto 0 KM, cuatro trajes Versace, viajábamos en avión privado, el presidente tenía seis jets... Eso es impagable. Caés cuando te vas. En el momento es como natural y decís: "La puta madre". Lo disfruté, ojo. En el estadio había niñeras, pool, ping-pong y metegol, tu mujer veía el partido tranquila... La verdad, una linda etapa.
—¿Y con el tema religioso?
—Cuando caí había 18 extranjeros en un plantel de 30. Estaban curados de espanto. Antes en el Rangers, un equipo protestante, no permitían un jugador católico. En los 90 cambió. Y cuando llegó Dick Advocaat, el técnico de la selección holandesa en el Mundial 2002, le dio la cinta de capitán a un italiano identificado con el Papa. ¡Peor no podía ser! Y no pasó nada. Allá el 70% es protestante, por eso hay más hinchada del Rangers que del Celtic, pero ambos llenan el estadio.
—¿Se compara a River-Boca?
—Jugué Gremio-Inter, Rangers-Celtic, Boca-River, Independiente-Racing, Sevilla-Betis, un montón. Lo más parecido al Superclásico es el derby escocés por el fervor y el fanatismo. Desde entrar a la cancha y que estén todos cantando "Simple the best", de Tina Turner (y entona con la voz arenosa y todo). No lo podés creer. Tal vez, en Boca-River están los cantitos de la hinchada y el folklore. En Escocia entendés la mitad de lo que cantan porque hablan un inglés deformado. Hacer un gol, im-pre-sio-nan-te. Me saqué la camiseta, me amonestaron y no me importó. Eso no lo viví en España.
—¿Es difícil dejar el fútbol?
—No sé. Ahora casi no juego al fútbol. Tal vez, algún picado con amigos, algo de papi en el Doce, no más. No me picó el bichito de volver. Lo que sí hago con amigos, además del golf, es tenis. Y me va mejor con la raqueta... Parezco Vilas a los cuatro años..
.—¿Qué más disfrutás?
—Compartir con la familia. Cuando estás en actividad, dejás de lado un montón de cosas. Venir a Mardel del 25 de diciembre hasta febrero es algo que no hacía hace 20 años... Me levanto a las siete como antes. Me cambió no entrenar ni jugar. Igual, voy a la cancha a ver a Banfield, River, Boca, Independiente. Lo dije en Fútbol de Primera cuando pasé a River: "Soy de Boca, pero hoy me debo a estos colores". Y ahora no soy de ninguno. A Aldosivi lo quiero desde chiquito y siento cariño por todos los equipos donde jugué. Hoy me interesa ver buen fútbol.
—¿Y te gusta lo que ves?
—Me gusta el fútbol. Siempre aparece un Agüero que te pinta la cara, es impagable. Tiene unas condiciones impresionantes, ¡17 años y un futuro tremendo! Admiro a Palacio. Quizá tengo un aprecio especial porque jugó conmigo, es mi amigo. Sin desmerecer a Kun, Rodrigo cuando tuvo que meter tres goles, los hizo; cuando tuvo que ser figura, lo fue... Para mí, es la aparición más importante del fútbol argentino. En el patio de la casa juega igual.
—¿Están para la Selección?
—¡Los pondría a los dos juntos! Lo que pasa es que es complicado: Agüero, Palacio, Messi, Crespo. Hay que sacar a Riquelme o poner a los cinco... A Pekerman lo van a criticar lleve lo que lleve. ¡Tiene cupo para 23 y punto! No pueden ir todos, deben ir los que estén mejor. Hoy los únicos titulares, aunque estén mal, son Ayala, Mascherano y Crespo. Riquelme, obvio, Messi... Gracias a Dios tenemos para elegir...