martes, enero 24, 2006

Entrevista a Yoshito Okubo


Okubo: "Nunca me achicaré ante ningún adversario por alto que sea"
El delantero japonés vuelve a sonreír tras su tanto en Riazor y asegura que su mejoría se debe "al regreso del traductor"
HÉCTOR MARTÍN. LA CORUÑA.
Yoshito Okubo (Fukuoka, 1982) se reencontró el domingo con el gol, el primero de la temporada, en la vigésima jornada. Con ello ya ha pagado una deuda pendiente con Vicenç Grande. El presidente le amenazó con raparle el pelo si no hablaba castellano en un mes. "No lo conseguiré", aseguró ayer el nipón, convencido de que el gol que le marcó al Deportivo de La Coruña puede haber servido de enmienda. El delantero japonés consiguió la diana el mismo día que también recuperaba la titularidad en su infalible Riazor. Ayer, horas después de dar ese impulso necesario al Mallorca para salir del 2-0 en contra con que se encontró ante el Dépor, estaba cansado, adormilado y silencioso -mucho-, pero a su vez sonreía como no hacía tiempo. No era para menos. El día libre lo aprovechó para encerrarse en casa junto a su familia y dedicarle el gol a su hijo Aito.
- Por fin puede dedicar un gol...
- Sí, llevaba mucho tiempo sin conseguirlo. En principio no se lo dediqué a nadie en particular, pero como es el primero que marco en Liga desde que tuve a mi hijo, se lo dedico a él.
- ¿La vida cambia en algo con este gol?
- De momento, no. Me gustaría ser titular en todos los partidos, pero esa decisión ya se sabe que sólo la puede tomar el míster. A ver si lo de Riazor sirve para tener más posibilidades que antes. Pero los cambios no dependen sólo de una situación personal. Estuvo bien marcarle a Molina y estoy contento, pero a ver si el equipo cambia a raíz de empatar en Riazor.
- ¿Recuerda el gol?
- Lo justo (sonríe). Este tipo de acciones son muy difíciles de meter, pero siempre contra el Deportivo tengo suerte.
- Es verdad, sólo le marca al Dépor. Tres de sus cuatro tantos han sido ante el equipo gallego.
- Sigo pensando que es un incógnita el porqué le marco tantos goles a ese club.
- ¿De dónde sale esa rabia que en momentos puntuales contagia a sus compañeros?
- No sé si la contagio, pero es un arma que no se puede perder. Peleo siempre y si mis compañeros pueden aprovechar esa rabia, no lo veo mal porque ayuda a ganar partidos y salir de situaciones adversas. Lo que está claro es que no me achico ante nadie por alto que sea. Ni aunque me den tantas patadas como el domingo.
- ¿Vuelve a soñar con ir al Mundial después de un partido tan completo?
- No es fácil ir convocado con Japón, sobre todo porque últimamente no jugaba muchos minutos. Creo que si sigo disfrutando de las oportunidades actuales tendré más posibilidades de ir en junio a Alemania.
- ¿Es básico el traductor en su cambio?
- Todo el tiempo que estuve sin él (Moisés Ferrán dejó de ser su mano derecha el 17 de julio, antes de la pretemporada en Austria, y regresó la última semana del año) ha sido complicado. Ha cambiado mucho mi situación desde que volvió el traductor. Me costaba comunicarme. Intentaba expresar una idea que nadie comprendía. Ahora con Moisés es todo más fácil.
- ¿Para cuándo hablará el castellano?
- No lo sé. Lo intento, de verdad.
- ¿Se siente adaptado a la vida de la isla un año después de su llegada?
- Sí, verás, el idioma no sé cuando podré hablarlo, pero los productos mallorquines me encantan. Todos. La vida aquí cada vez me gusta más. Soy feliz, aunque debo reconocer que me cuesta acostumbrarme. Me adapto poco a poco.
- Visto que en idiomas de momento está suspendido, el presidente Vicenç Grande le cortará el pelo a comienzos de mes.
- (sonríe) Me gusta que me hable así un hombre como él. Fue una broma, no creo que lo haga